Protocolo de seguridad y salud en obras post-ITE comunitarias

Las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITE) comunitarias han impulsado un importante volumen de obras de rehabilitación en toda España. Una vez superada la ITE, llega el momento de ejecutar trabajos de reparación de fachadas, cubiertas o estructuras. Sin embargo, esta fase conlleva riesgos que pueden afectar tanto a los trabajadores como a los vecinos. Por ello, contar con un protocolo de seguridad y salud adaptado a las obras post-ITE es imprescindible para minimizar accidentes, garantizar el cumplimiento normativo y preservar el bienestar colectivo.

En este artículo repasaremos los elementos clave de un protocolo sólido, describiremos los peligros más frecuentes y aportaremos ejemplos prácticos para lograr un entorno seguro y colaborativo.

¿Qué es la ITE y por qué importa?

La ITE es una inspección periódica obligatoria que evalúa el estado general de los edificios con más de 45 años. Su objetivo principal es verificar la estabilidad de la estructura, las condiciones de la fachada y la estanqueidad de los elementos expuestos. Si el informe de la ITE detecta deficiencias, se establecen plazos para ejecutar las intervenciones necesarias.

Concluida la ITE, las comunidades de propietarios inician proyectos de reparación que pueden incluir:

  • Rehabilitación de fachadas y acabados.
  • Reparación o sustitución de cubiertas y goteras.
  • Refuerzo de estructuras y forjados.
  • Mejora de accesibilidad y salidas de emergencia.

Estas obras son complejas por la convivencia de equipos de trabajo, residentes y viandantes, por lo que un plan de seguridad claro resulta fundamental.

Riesgos comunes en obras post-ITE

Antes de detallar el protocolo, conviene identificar los peligros más frecuentes para diseñar medidas preventivas ajustadas.

Riesgos estructurales

  • Caída de elementos: fragmentos de revestimiento o piezas sueltas de la fachada pueden desprenderse.
  • Inestabilidad momentánea: al retirar cargas o apuntalamientos, algunos muros o forjados pueden perder rigidez.

Riesgos de caídas

  • Trabajos en altura: el uso de andamios y plataformas eleva la posibilidad de tropiezos o caídas libres.
  • Acceso inseguro: escaleras portátiles mal fijadas o suelos resbaladizos.

Otros riesgos habituales

  • Proyección de materiales: polvo, fragmentos o productos químicos pueden afectar ojos y vías respiratorias.
  • Golpes y atrapamientos: manipulación de herramientas pesadas y desplazamiento de equipos.
  • Interferencia con instalaciones: contacto accidental con líneas eléctricas, conducciones de agua o gas.

Protocolo de seguridad y salud: pasos fundamentales

Un protocolo efectivo debe ser un documento vivo, actualizado a cada fase de la obra y comunicado a todos los intervinientes: trabajadores, dirección facultativa y comunidad de propietarios.

1. Evaluación inicial de riesgos

  • Inspección conjunta: técnicos y responsables de prevención recorren el edificio para identificar puntos críticos (fachadas inestables, puntos débiles en cubiertas, accesos complejos).
  • Informe de riesgos: se elabora un documento detallado, indicando tipo de peligro, grado de exposición y medidas preventivas propuestas.

2. Plan de seguridad y salud (PSS)

  • Definición de responsabilidades: nombre y función de cada coordinador de seguridad, técnico de prevención y responsables de obra.
  • Procedimientos operativos: pasos a seguir en tareas críticas, como montaje de andamios o retirada de revestimientos.
  • Presupuesto de prevención: recursos necesarios para equipos de protección, señalización, formación y revisiones periódicas.

3. Formación y comunicación

  • Charlas iniciales: sesiones informativas con los trabajadores para explicar los riesgos específicos y las normas de actuación.
  • Reuniones periódicas: seguimiento semanal de incidentes, revisión de puntos conflictivos y refuerzo de procedimientos.
  • Información a la comunidad: boletines o carteles en zonas comunes para que los vecinos conozcan horarios de trabajo y medidas de seguridad.

4. Señalización y demarcación de zonas

  • Delimitación de perímetros: cintas, vallas y carteles advierten del área de obra, protegiendo a peatones y residentes.
  • Piso antideslizante y señalización de raíles de andamio: se colocan pasillos provisionales y luminosos reflejantes en horarios nocturnos.

5. Equipos de protección individual (EPI) y colectivo (EPC)

  • Cascos, gafas, guantes y calzado de seguridad para todos los operarios.
  • Sistemas anticaídas con anclajes homologados y redes de protección en fachadas.
  • Extractores de polvo y ventilación forzada en tareas de lijado o picado.

6. Coordinación de actividades con terceros

  • Empresas concurrentes: cuando varias contratistas trabajan a la vez (electricistas, fontaneros, pintores), se establece un calendario para evitar solapamientos peligrosos.
  • Horarios adaptados: se pactan franjas horarias con la comunidad para reducir molestias, por ejemplo, evitando ruido temprano en la mañana.

Ejemplo práctico de un protocolo en una comunidad real

  1. Preparación de la zona:
    • Instalación de andamio multidireccional con plataforma y red de contención.
    • Colocación de vallas en acera y carteles informativos.
  2. Montaje y desmontaje de andamio:
    • Uso de arnés con doble línea de vida y casco con mentonera.
    • Supervisión continua por parte del coordinador de seguridad.
  3. Limpieza y retirada de revestimientos:
    • Empleo de aspiradores industriales con filtro HEPA para minimizar polvo.
    • Trabajo en parejas: mientras uno desaloja el material, el otro asegura la plataforma.
  4. Reparaciones puntuales de fisuras:
    • Zona de trabajo señalizada con conos y cintas reflectantes.
    • Suspensión temporal del paso peatonal en planta baja, con itinerario alternativo acotado.
  5. Control y fin de obra:
    • Inspección final de la fachada por el técnico de prevención y el arquitecto.
    • Informe de cierre: registro de incidencias, comprobar el estado de los EPIs y renovar el pasillo provisional hasta la completa limpieza.

Conclusión

Un protocolo de seguridad y salud bien diseñado no solo cumple con la normativa, sino que contribuye a mejorar la eficiencia de la obra y la convivencia entre los vecinos. Identificar riesgos desde el arranque, planificar cada actividad, formar a los equipos y mantener canales de comunicación abiertos son los pilares que garantizan el éxito de las obras post-ITE.

Si formas parte de una comunidad que enfrenta estos trabajos, apuesta por contratar profesionales con experiencia en prevención y coordina cada paso con la dirección facultativa. La inversión en seguridad se traduce en menor siniestralidad, obras más ágiles y propietarios satisfechos. ¡Protégete, preserva tu edificio y asegura la tranquilidad de todos!